En 1976 Pedro Dellacha era el técnico, pero renunció a fin de año, y en 1977 tomó el cargo Alfio Basile; en el Metropolitano Racing terminó decimotercero con 41 puntos y, en el Nacional, con Juan Carlos Gimenez como interino, hasta que tomó el puesto Agustín Mario Cejas, y Racing queda eliminado en la fase de grupos; el goleador fue Roque Avallay con 12 goles.
Asume la presidencia Horacio Rodriguez Larreta.
En 1985 después de la renuncia de Vicente Catetano Rodriguez y el interinato nuevamente de Juan Carlos Gimenez, asume Alfio Basile
Para la temporada 1987/88, Basile siguió como técnico y se incorporaron dos jugadores que le dieron muchas alegrías a la Academia : el goleador José Raúl Iglesias y el talentoso uruguayo Nº 10, Rubén Paz. Si bien Racing no logró el Título, la campaña fue buena y terminó tercero, detrás de Newell’s y San Lorenzo. La primera rueda fue espectacular. A tal punto que Racing terminó primero.
El equipo consiguió una serie de cinco victorias seguidas sin sufrir goles en contra, entre las que se recuerda una soberbia goleada frente a Boca, en Avellaneda, por6 a 0, con dos goles del Toti Iglesias, dos de Colombatti, uno de Medina Bello y otro de Acuña. Racing encontró un perfil de equipo que sedujo a su gente como hacía muchos años no pasaba. Pero pese a ese reencuentro con el estilo de la vieja Academia, Racing no pudo coronar tantas buenas actuaciones con un título. El campeón fue Newell’s y Racing fue tercero. Y tampoco pudo quedarse con la liguilla, que ganó San Lorenzo.
El equipo consiguió una serie de cinco victorias seguidas sin sufrir goles en contra, entre las que se recuerda una soberbia goleada frente a Boca, en Avellaneda, por
El premio para este equipo llegaría en el ámbito internacional, con la disputa de la primera Supercopa sudamericana, un certamen reservado para los ganadores de la Copa Libertadores , que se comenzó a disputar en 1988.
El 24 de febrero, el conjunto dirigido por Alfio Basile debutó en el campeonato con una victoria con historia: venció por 2 a 0 a Santos, de Brasil, en Avellaneda, con tantos de Iglesias y Colombatti. Como en la revancha igualaron 0 a 0, Racing pasó de rueda.
Esta vez, la Academia tuvo algo más de suerte que en otras oportunidades, como si la mano viniera justa para que Racing rompiera con el maleficio, al menos, a nivel internacional. Como la cantidad de equipos que quedaban era impar se hizo un sorteo, en el que salió beneficiado el conjunto de Avellaneda, que pasó directamente a las semifinales.
En esa instancia se cruzó con River Plate, vencedor de Gremio, de Brasil, en los cuartos de final y que siempre mantuvo una molesta paternidad con Racing. El 25 de mayo, día de la fundación del club millonario, se enfrentaron en el Cilindro. River se puso en ventaja con un gol de Jorge Borelli, que años más tarde se pondría la camiseta albiceleste. En el inicio de la segunda etapa, Walter Fernández hizo valer su potencia goleadora y con dos tantos dio vuelta el partido.
El 1º de junio fue la revancha en el Monumental. River volvió a sacar ventaja: a los 20 minutos ganaba 1 a 0 con un gol de penal de Nelson Gutiérrez. El encuentro se puso emocionante. El final era incierto. Todo era una incógnita. Hasta que apareció Néstor Fabbri a pocos minutos del final y, con un cabezazo, venció a Nery Pumpido. Racing estaba en las finales de la Supercopa.
Otra vez el formato hizo que Racing actuara como local en el primer encuentro, el 13 de junio. De vuelta a sufrir en el desarrollo, porque, como River, el equipo de Belo Horizonte pasó al frente con un gol de Robson, a los 36 minutos. Sin embargo, Walter Fernández seguía “encendido” y anotó el empate.
Los minutos pasaban, pero la igualdad no se rompía. El Cuando el resultado parecía sellado, apareció otra vez Walter Fernández, que escapó por la izquierda arrastrando a varios marcadores, tiró el centro atrás y Miguel Colombatti batió a Wellington. El delirio se apoderó de Avellaneda.
Los minutos pasaban, pero la igualdad no se rompía. El Cuando el resultado parecía sellado, apareció otra vez Walter Fernández, que escapó por la izquierda arrastrando a varios marcadores, tiró el centro atrás y Miguel Colombatti batió a Wellington. El delirio se apoderó de Avellaneda.
Cinco días después, a sufrir al Mineirao de Belo Horizonte. El gran golpe fue a los 43 minutos del primer tiempo, con la gran escapada de Omar Catalán, que terminó en el fondo del arco brasileño. Con la carrera fervorosa del goleador, el estadio enmudeció, salvo por ese puñado de hinchas argentinos apretujados en un rincón de esa mole de cemento. El segundo tiempo fue a todo corazón. Había que sostener el resultado. Basile cambió figuritas: hizo entrar a Ramón Medina Bello por Catalán, pero sacó a Rubén Paz y lo puso a Hugo Pérez. A los 37 minutos, Robson igualó el cotejo, pero ya estaba muy cerca la Academia. Y el partido terminó. Y la Academia se desahogó después de tantas frustraciones.
Y otra vez, al menos en una flamante copa internacional, gritó campeón.
Y otra vez, al menos en una flamante copa internacional, gritó campeón.
Unos meses después, el 17 de septiembre de ese año, Racing se quedó con otra copa,
Claro que eso no importaba demasiado: Racing estaba nuevamente instalado en el concierto importante del futbol. Al menos deportivamente, la Academia volvía a brillar.
En 1996 se aleja Brindisi y asume Basile, y termiona el Clausura séptimo, con 29 puntos. En el Apertura termina cuarto, con 32 puntos.
Después de 15 años, el Coco es nuevamente técnico de Racing y ahora con un buen plantel, "apunta a ser campeón conla Academia".
Después de 15 años, el Coco es nuevamente técnico de Racing y ahora con un buen plantel, "apunta a ser campeón con
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