Un Racing bipolar

Analizar este torneo me resulta un poco contradictorio: por un lado tengo a un equipo que quedó segundo en la tabla de posiciones, hizo una de las mejores campañas en muchos años e ingresó a las copas internacionales y, por el otro, tengo un Racing que tenía uno de los mejores planteles de su historia y no se destacó por ganar, gustar o golear, lo hizo por empatar.

Me acuerdo la sensación de optimismo e ilusión que tenía antes de que arranque el Apertura 2011; volvía G10; teníamos  a Teo, el goleador del toreo; un mediocampo que ilusionaba y una defensa que se consolidaba. Pensaba que no iba a haber dudas de que Racing iba a pelar bien arriba…y lo hizo. Sin embargo, también pensé que íbamos a golear a Indesingente y a Boca…y no lo hizo.

Qué lindo fue ir a la cancha a ver ese partido contra Olimpo, aquél hermoso sábado en que me tocó cumplir 30 años y festejarlo con el retorno de G10 a las canchas: iba a ver a Teo y a Gio juntos ¿Qué mejor forma de festejarlo?.  Pensé, me acuerdo, que después de esa sexta fecha el equipo iba a levantar de una manera impresionante, que la  vuelta de Moreno iba a marcar un antes y un después en el equipo de mis amores.

Racing se mantuvo invicto por muchas fechas más. Si, invicto; con muy pocos goles en contra, pero no era el equipo con el que yo había soñado. La “cumbia colombiana” dejaba de sonar  de a poco en el cilindro.

Me es difícil ser objetiva para hacer este tipo de análisis, el amor que tengo por Racing me lo impide.  Creo todos esperábamos ver tacos, chilenas, pases cortos y precisos, goles y fútbol champagne; un equipo ofensivo que se lleve al rival por delante y no nos haga sufrir fecha tras fecha con victorias agónicas o empates  sin sabor. Sólo vimos ráfagas de esas cosas que nos ilusionaron y luego, los partidos obligados (como contra los bosteros y los amargos) nos bajaron de un golpe a la realidad.

Podemos decir que a G10 le falta tiempo, que volver de la lesión que tuvo no es fácil; que tuvimos mala suerte con las lesiones; que los árbitros no nos favorecieron (una más y van..); que hubo algunas reacciones desmedidas; que el equipo no iba al frente; que había que cambiar el esquema; …podemos justificar todo lo que pasó y también podemos encontrar miles de culpables.

Desde mi lugar de periodista y de hincha de Racing, sólo quiero lo mejor para la Academia. Quiero un Racing que juegue, que guste, que gane, quiero volver a llenar dos canchas y a gritar campeón. Pero entiendo también, que para que las cosas salgan bien es necesario el tiempo, la estabilidad y la continuidad de las buenas ideas.

Los milagros no existen. Los buenos equipos se construyen de a poco, con ideas claras y sólidas. Es imposible que un club sea fuerte y, tenga proyectos claros y concisos, si las cosas no se hacen a largo plazo.

Ya tenemos la experiencia de cambiar el plantel completo y de no mantener a los jugadores por  más de un torneo y no nos fue bien.

Apostemos a un Racing ganador a futuro también.

Que jueguen los pibes, que le den oportunidades a jugadores como Viola, que tengamos un buen semillero, que podamos proyectar. Pero que también podamos pagar sueldos de jugadores con jerarquía como G10; que no duren un sólo torneo y luego sean vendidos desesperadamente para pagar las deudas.

Construyamos una base firme. Un Racing fuerte. No nos desesperemos, no seamos impacientes, apostemos a crear de a poco, a  un “paso a paso”… que tan bien nos fue.

Por eso, mi propuesta es tomar a este Racing bipolar y quedarnos con la parte buena: con los pocos goles en contra, con las buenas actuaciones, con la entrada a las copas, con la fiesta en las tribunas. Pienso que ya sufrimos bastante durante mucho tiempo, pienso que sabemos cómo aguantar, que ya tenemos experiencia y que por eso, podemos apoyar al equipo una vez más y alentar por esos colores una vez más, como siempre.

Que el tiempo es sabio y la continuidad de ideas brinda estabilidad. Seamos inteligentes, no repitamos errores que fueron culpa de la desesperación, apostemos a un largo plazo, para que Racing sea brillante siempre, no sólo por ráfagas.

Ticiana Pacin