(Saúl Gherscovici) Diego Simeone ya no es más el DT de la Academia. La forma en la que decidió alejarse de Racing me permite terminar de redondear el análisis de lo que fue su nuevo paso en el banco racinguista, desde el que consiguió el subcampeonato y el ingreso a la sudamericana, pero con el que quedó en dudas.
No basta, como ahora hace el Cholo, más pensando en el Atlético Madrid que en otra cosa, con repasar los números logrados y compararlos elípticamente con la floja campaña de su antecesor, Miguel Angel Russo, en la que Racing terminó 15 º y perdió 10 partidos.
Con Simeone, la Academia, es cierto, salió segundo y solo perdió dos partidos, pero el problema no es lo que se logró, sino lo que no se cristalizó porque, nadie duda, de que Racing tenía el mejor plantel del país con el que, al menos debió haberle disputado el campeonato a Boca hasta la última fecha.
En lo personal, rescaté la perfomance y andamiaje del equipo hasta el clásico contra Independiente en el que, aún ganando 1 a 0 antes del minuto de juego, el equipo eligió regalarle la pelota al rival y dejar que, ante el asombro y bronca de una multitud, se desvanezca por completo la posibilidad de una goleada histórica.
Si uno hace un repaso rápido de los partidos puede llegar a rescatar la buena victoria ante Godoy Cruz, sin importar que el Tomba fue justamente diezmado por las expulsiones, y el triunfo ante Colón, después se destacarán algunos pasajes e intenciones, pero siempre quedará flotando esa sensación de un esquema de juego mezquino y demasiado pensado en función del rival y del temor.
También hay que señalar que, en la mayoría o en todos los partidos, Sebastián Saja fue una o la figura del encuentro, transformándose así en el máximo responsable del buen funcionamiento de la defensa y, en uno de los aciertos del ciclo Simeone, el poco gol en contra. El resto se diluyó en la maraña que terminó proponiendo el técnico, con su pragmatismo injustificable y su decisión de aferrarse siempre primero al punto y al 0 en el arco rival.
La dirigencia puede tener su responsabilidad en el caso Teo, al no haber aplicado la multa correspondiente al retraso de su llegada de Colombia, pero el manejo del vestuario y fuera de él (en el término de declaraciones y gestos de los jugadores) son responsabilidad primaria del DT, que evidentemente también falló en la conducción del grupo.
El alejamiento de Simeone hubiera sido respetable si lo hubiera anunciado y decidido apenas terminado el campeonato. Allí si se podría haber aceptado esto de “me dejaron solo,” “no respetaron esta campaña de 32 puntos”, y todo el bla bla bla, con el que sólo se esconde una cosa que no se anima a decir quien jugó con el cuchillo entre los dientes, pero fue muy timorato como DT: “me voy porque quiero ir a dirigir al Atlético Madrid”.
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